Lluvia blanca de harina y sal, sobre un cuenco, con ayuda de un tamiz. La consistencia de masa, aparecerá al agregar la manteca fundida sobre el conjunto. Amasando ligeramente, añadiremos un poco de agua hasta conseguir una consistencia firme y compacta. El rodillo será el encargado de reducir la masa a lámina sobre una superficie enharinada, dejándonos la tarea de cortar ocho discos de unos 10 cm de diámetro.Cada disco recibirá a su reina manzana mientras la coronamos con un clavo y azúcar morena, donde antes se hallaba su corazón. Sellamos ahora cada una de las reinetas, con el disco restante, apretando con las yemas táctiles la unión, de tal manera que la misma presente un aspecto ondulado.
Horno a 180º con una lámina parafinada o de silicona, recibe de nuevo a los huéspedes durante media hora.
Nuestras "reinas", convertidas en adoquines, recibirán una nueva lluvia de