En un cazo, se echa el azúcar y agua suficiente para que moje el azúcar y se pone al fuego, moviendo constantemente con una espátula o una cuchara de palo, hasta que el azúcar, totalmente disuelta, empiece a dorarse, lo que se nota porque el almíbar empieza a coger un color amarillento. Apartar y dejar enfriar a temperatura ambiente.En un bol, batir 10 yemas y 4 huevos enteros. Verter el almíbar frío sobre los huevos batidos, muy lentamente, en forma de un chorrito muy fino, "al hilo" y mover constantemente con la cuchara de palo, para obtener una mezcla bien homogénea.
Preparar el molde embadurnándolo de caramelo líquido, que se puede comprar hecho (en bolsitas), o hacerlo con medio vaso de agua y dos cucharadas soperas de azúcar, poner al fuego e ir removiendo hasta que el azúcar se acaramele, adquiriendo el color caramelo o topacio característico.
Se puede usar un molde de aluminio de paredes altas, o bien repartir la pasta en flaneras individuales de aluminio.
Preparar un baño María, bien usando una cazuela grande o la bandeja honda del horno, con una cantidad de agua que no supere la mitad de la altura de las paredes del molde, para evitar que el agua, al hervir, entre en el molde, pues estropearía la pasta.
Poner el molde